sábado, 19 de enero de 2013

India. Recorrido por el Sur.


Me pregunto cómo conocer India? pero, ¿cual India? hay tantas Indias como personas viviendo y viajando en ella. No es solo por su tamaño y variedad de destinos y experiencias que pueden vivirse, sino mas bien son sus múltiples caras expresándose simultáneamente lo que fascina y a la vez, por momentos, abruman y saturan los sentidos. Es como ver varias pantallas de cine al mismo tiempo en distintos idiomas, sin pausa ni cortes. ¿Cómo hacer para concentrarse en una sin perderte la otra? Usando la iconografía hindú, es como ver una imagen de alguna deidad antropomórfica con muchas caras, ojos, brazos y piernas rodeada de variedad de objetos, figuras y textos ininteligibles. Aquellas figuras atrapan tu atención sin saber porque. Algún místico dirá que es la seducción propia de la deidad y otro mas escéptico dirá que es un mero juego de figuras y colores; pero en la India hasta estas dos valoraciones parecieran convivir con total normalidad. Cualquier gurú de los que  andan dando vueltas por aquí – y son muchos – dirá: “respira, aquieta tu mente, usa tu discernimiento y deja que tu corazón se exprese libremente”. Y así, el desprevenido visitante de cuna occidental se pierde por completo; ¿si siempre respiro? O no? ¿La mente está en el mismo lugar de siempre? ¿Que es el discernimiento? Mi corazón late, no se expresa!!! etc, etc, etc. Y esto es India, una permanente prueba y puesta en crisis, pudiendo ser un viaje maravilloso o angustiante o ambos a la vez. Queda otra opción: no hacerse estos planteos, beber el té o “chai” más rico del mundo, pasear en camello o elefante, comprarse ropas y objetos lindos, jugar a ser Yogi y simplemente pasar. Pero en tal caso, ¿para qué visitar la India? Respiro profundamente como un niño por vez primera, miro la imagen de Kali sin pre-juicios y sigo. Al final de cuestas a esto vine y esto recién empieza.

Imagen de la diosa Kali
Diosa de la muerte, la destruccion y el renacimiento,
 es decir, del tiempo y del cambio.

Seguimos bajando en ferry hacia Varkala, un hermoso pueblo costero al sur de Kerala. Reconocido turísticamente como un lugar tranquilo para descansar en sus playas, pasear por los acantilados, disfrutar de buena gastronomía y realizar terapias y tratamientos ayurvedicos, medicina tradicional india. Eso hicimos, conocimos muchos amigos y de sorpresa nos reencontramos con Fer.

Recorrido por Varkala. Kerala.

Luego fuimos a la capital de Kerala: Trivandrum o Thiruvananthapuram, llamada asi por la sagrada serpiente mitológica Anantha o Adisesha. Fuimos solo por un par de horas porque quería conocer el templo principal dedicado a Anantha llamado Sri Ananthapadmanabha Temple, pero me lleve la primera desilusión del viaje: el ingreso solo está permitido para hindúes. Hablamos con los guardias pero nos fue imposible entrar y encima llamábamos muchísimo la atención ya que éramos los únicos extranjeros. A pesar del disgusto fue un momento agradable y divertido; Nico atraía la mirada de todos al ponerse la vestimenta tradicional hindú, el “doti” y yo tuve la siguiente conversación con un devoto trajeado de impecable doti naranja y marcas de renunciantes:

-      - Hola Señor ¿de donde viene?
-      - De Argentina
-      - ¿y porque quiere entrar al templo?
-      -  Porque quiero conocer el único en toda India dedicado a Anantha?
-      - Ahh!!! ¿pero usted conoce el Yoga entonces?
-      - Un poco, estudio en Argentina
-      - Ahh!!! ¿es usted un Maestro Yogi?
-      - Esteeeee….(tendré cara de maestro Yogi, de Yoda de Starwars o de Schifu de Kung Fu Panda????)

Entre risas, vergüenza y ganas de decirle que si para entrar al templo, charlamos un buen rato y luego seguimos camino.


En Trivandrum. Kerala.

Continuamos hasta el extremo sur de la península india donde se juntan el océano Arabico, el Indico y la Bahía de Bengala: la ciudad de Kaniyakumari, un importante centro de peregrinaje por sus templos, el Vivekananda Rock Memorial, el Gandhi Memorial y porque hasta aquí vienen a bañarse en los tres mares.

 Ciudad de Kaniyakumari

Dejamos la costa por un tiempo y nos fuimos hacia Madurai en tren. A pesar de haber recibido varios comentarios negativos de los trenes en India, hasta el momento la verdad que son envidiables. Tienen una extensa línea y flota que conecta todo el Pais, su puntualidad asombra y hasta se puede comprar pasajes por internet. Claro que no es el eurotren pero nada que envidiarles a los trenes argentinos, sino todo lo contrario.


Viaje en tren

Temprano por la mañana llegamos a las ruidosas calles de Madurai y visitamos el imponente templo de Sri Meenakshi, la deidad patrona de la ciudad. Meenakshi es uno de los nombres de la diosa Parvati, la consorte de Shiva, uno de los tres dioses principales en la religión hindú junto con Brahma y Vishnu. Cada uno de estos tres representan un aspecto, característica o labor del Dios Absoluto llamado Brahman y representado con el conocido OM. Brahma representa la creación, Vishnu la conservación y Shiva la liberación. A la vez, cada uno posee una consorte que representa el aspecto femenino de la divinidad, ya que como todo en la vida, todo es cuestión de equilibrio entre el poder masculino y femenino, el día y la noche, lo positivo y negativo, etc. Este templo es uno de los mas sagrados del sur de la India porque en el Sactum, ubicado en el centro mismo del complejo, se conmemora la divina unión entre Meenaksi y Shiva, y los sacerdotes o “brahmines” a través de ceremonias y ritos, otorgan a las devotos el fruto de dicha unión que es la liberación o “moksha”. Lamentablemente el sactum es de acceso restringido solo para hindúes así que todo el resto de los mortales vamos a tener que buscar otros métodos deliberación; eso si, para sacar fotos, tener una visita guiada o recibir el clásico puntito de cúrcuma en la frente, solo es necesario abonar unas rupias y listo. Todo eso puede pasar dentro de un templo en la India, entre el espectáculo, el exhibicionismo, el mero ritualismo y la devoción mas profunda y admirable que he visto.


Templo de Sri Meenaksi. Madurai. Tamil Nadul

En Madurai nos separamos con los chicos; Fer fue hacia el norte, Nico al este y yo hacia las afueras de la ciudad a pasar nos días en las sierras en un “ashram” – algo así como un monasterio – de un sabio y santo llamado Swami Sivananda. Las actividades comenzaban a las 6AM con “Satsang” (reuniones de meditación y cantos devocionales), prácticas de yoga matutina y vespertina, clases y prácticas de meditación y filosofía, trabajo voluntario o “Karma Yoga” (el menos difundido de todos los yogas y quizás el mas importante), paseos por la montana, comidas riquísima y abundante y terminaba al caer el Sol con otra satsang yodos juntos.



A partir de aquí comenzaba otro viaje para mí: viajar solo. Aunque en realidad nunca estamos solos y menos en la India donde siempre hay muchísima personas en tránsito ya sea por placer, negocios o en peregrinación. Estos últimos son los que llamaron mi atención; pueden ser algunas personas en solitario, familias enteras o verdaderos contingentes llendo de ciudad en ciudad visitando templos, sitios sagrados donde vivió algún santo o puntos de interés turísticos. Uno de estos grupos me explicaban que su gurú los había enviado juntos en peregrinación al sur por 4 o 6 meses y para ello hacían votos de austeridad en sus posesiones (viajaban descalzos y vestidos con dotis y remeras negras), en las comidas (solo podrían comer alimentos vegetarianos) y continencia de relaciones sexuales, y así viajaban de ciudad en ciudad, de templo en templo, realizando ofrendas y participando de ceremonias. De hecho, el viaje mismo era una ofrenda de devoción y entrega a su Gurú, en quien confiaban les transmitiría el conocimiento de Dios a través de su gracias y presencia. Así, travesando pequeñas aldeas de campesinos y hermosos campos de plantación visite las ciudades de Thanjavur y Chidambaram.

Templo de Thanjavur

Luego de nos días me refugié nuevamente en un ashram, esta vez de un santo de principio de siglo llamado Sri Ramana Maharshi. Estos lugares se convirtieron para mi en pequeños oasis lejos del caos, la muchedumbre y el ruido característico de la India. Me asignaron una humilde y agradable habitación donde puede descansar y participar de las actividades, meditaciones, recitación de textos sagrados, satsang, como así también aprovechar para leer, visitar la ciudad y recorrer las montañas próximas al centro.

Ashram de Sri Ramana Maharshi
Tiruvanamalai. Tamil Nadul.

Con el cuerpo descasado y la mente mas relajada volví a la ruta. Visite Kanchipuram, “La ciudad dorada de los mil templos” y Mamallapuram sobre la costa del Golfo de Bengala, donde se dice que Arjuna – el príncipe Pandava y guerrero de la mitología hindú – realizo practicas de meditación, penitencia y austeridad durante varios años, siendo hoy un importante centro de peregrinación y recreación.

Kanchipuram. Tamil Nadul

Días después llegue a Chennai completando el recorrido por el sur de la India en donde conocí paradisiacas playas, hermosos ríos y montañas, gente extremadamente amable y servicial, nuevos y viejos amigos y muchos centros espirituales y templos. Estos centros espirituales o ashram son lugares en los que se puede por algunas horas, días o semanas dejar afuera las preocupaciones de la vida diaria y sumergirse en la paz y armonía que naturalmente habita en nuestro interior. Esto, lejos de ser una evasión de la realidad, es encontrar un punto de referencia, una luz en el camino, que nos permita transitar la vida con más libertad y, por sobre todo, justificar y valorar la Existencia. Los templos hay de varios tipos; algunos muy chicos y esparcidos por toda la ciudad son utilizados diariamente para realizar ofrendas y recibir la bendición de la divinidad a la cual esta otorgado. Otros son magnificas y enormes construcciones en torno a la cual se desarrolla la ciudad y toda la actividad de devoción y peregrinación. Aquí no solo se realizan ofrendas y ceremonias, sino que estos templos además cuentas historias de las distintas figuras sagradas que para nosotros, los occidentales, forman parte de la mitología hindú, pero para ellos son los más hermosos relatos de sus ancestros celestiales cuando habitaban la tierra. Así por ejemplo se puede visitar un templo que en su interior hay un antiquísimo árbol de mango donde la diosa Kamakshi o Parvarti adoro a Shiva o el Vaikunta Perumal Temple donde pueden verse imágenes de las distintas encarnaciones de Vishnu. Los templos nos relatan historias y, como a niños que somos a los ojos de Dios, nos ensenan una tradición milenaria en la que hombres y dioses convivían en la misma manifestación, y según las escrituras sagradas hindúes (en verdad no solo las hindúes) hacia ahí nos dirigimos estemos o no consiente de ello.




Arbol de mango en Templo de Kamakshi.
Kanchipuram. Tamil. Nadul
Mamallapuram. Tamil. Nadul

Volviendo a la realidad (cual será?), en los ashram ensenan que primero debemos auto-descubrir nuestra dimensión divina aquí y ahora. Para ellos prescriben un camino muy simple y claro: trabajar unidos y en armonía, con Fe y Devoción, y así redescubrir nuestra verdadera realidad que en sanscrito llaman “Sat Chit Ananda” o “Ser, Sabiduría y Bienaventuranza Absoluta”.


“descúbrete a ti mismo mediante la autoindagación de tu Alma. Si quieres alcanzar a Dios, el Absoluto, toma conciencia de tu propia Alma. El Alma es Dios. Dios recide en la cueva de tu corazón espiritual. Entra en ella.”
Sri Ramana Maharshi












miércoles, 9 de enero de 2013

INDIA. Primer Impacto


Creo que nunca mejor usada la palabra “impacto”, porque inevitablemente la primera impresión de India es un tremendo impacto. No importa como uno se haya preparado o predispuesto, llegar a India es deslumbrante para los sentidos, el cuerpo, la mente y el corazón. Hace unos años atrás soñé visitar India y entonces empecé a prepararme; leí de su historia, geografía y tradiciones, estudie yoga, meditación y filosofía, y sin darme cuenta casi que ya me sentía recorriéndola. Pero estar en ella es algo muy distinto. No hay libro ni relato de viaje que puede describir la sensación de transitar sus calles repletas de personas moviéndose de un lugar a otro o viviendo en ella, los aromas mezclados de comidas muy especiadas, flores, incienso y basura, los ruidos constantes de bocinas y gritos juntos con cantos devocionales y música, el calor y la transpiración, el idioma y la escritura indescifrable, la inmensa cantidad de templos e imágenes de dioses y tantas otras cosas; no hay nada que pueda explicarlo. Escribo estas líneas sentado en una vereda en Bangalore viendo miles de personas, autos y rikshaw pasar y no encuentro las palabras precisas para describir lo que estoy sintiendo. Por momentos la sobresaturación de personas y cosas es abrumadora; pero en medio de tan duras condiciones de vida, se percibe en la gente una paz y serenidad interior difícil de comprender. Detrás de una escena de caos surrealista veo un hombre hacer un alto en su frenética caminata para saludar con reverencia una imagen de GaneshaJi, otros beben un chai mientras debaten a los gritos sobre algo – aunque parecen discutir -, una señora de colorido sari y pies descalzos limpia la vereda, los niños divertidos juegan entre los autos, y con total normalidad una vaca se alimenta de la basura tirada en un rincón. Bienvenido a India. ¿me pregunto dónde estará el secreto de esa paz interior? ¿Estará en la devota reverencia, en el recto cumplimiento del trabajo, en la inocencia, en el conocimiento ancestral de su cultura o la política estatal, o en la santidad de un animal? Preguntas que no puedo responder. Como corresponde – y gracias a Dios -, mi imagen idílica de India se derrumbo a pedazos ni bien puse mis pies sobre su tierra. Ahora resta encarnarla y contruirla desde la experiencia misma. A priori, India parece dura y difícil, pero intuyo que cuando abraza, te enamora; porque en este mismo momento, en medio del caos y el tumulto, me siento envuelto de una paz y serenidad que emociona todo mi Ser. Será cuestión de caminar y percibir.

Primero vez en India y llegar de madrugada a Bombay quizás no haya sido la mejor idea; menos si uno viene de la impecable y lujosa Doha, capital de Qatar, para caer del cielo en la caótica y ruidosa Mumbai. India tiene una población de 1200millones de habitantes los cuales se comunican a través de 22 lenguas reconocidas oficialmente y 844 dialectos en diferentes partes de sus 3.3millones de kilómetros cuadrados. Como referencia, tan solo en Bombay viven casi la misma cantidad de habitantes que en toda Argentina! Tan solo para hacer un pequeño ejercicio de proporciones. Realizados los correspondientes tramites de aduana, visados, retiro de equipaje, cambio de divisa y demás, ni bien ponemos los pies fuera del aeropuerto nos atacan un huracán de vendedores y taxistas que, si tenes mucha suerte, te hablan en un ingles confuso y muy rápido. Mumbai apenas está despertando y el Sol hace mucha fuerza para atravesar con sus rayos la espesa capa de smook y humo de basura quemándose.  Muchos ruidos, bocinas, gritos, música, calor y humedad, gente por todos lados, algunos durmiendo en la calle, otros en camino a trabajar y desde un cuadro en un mostrador Ganesha me recuerda que soy bienvenido a la sagrada tierra de la India que ellos llaman “Bharat Ganrajya” que significa: “La República del Rey Bharat”, un antiguo rey mitológico que es símbolo del Dharma o deber y virtud.

Rápidamente un taxi nos lleva a bocinazos limpios a la estación de trenes. Vamos Nico, Fer (otro argentino del avión) y un tal Bart (creo que era escocés o algo así). Ni bien bajamos del taxi otro huracán de gente se nos acercan y nos enteramos que confundimos la estación. Otro taxi y ya con el Sol bien alto llegamos a la terminal correcta. Otra vez el huracán de gente y entre que estoy todavía medio dormido y mis sentidos, en claro reflejo de autoprotección, parecen no funcionar, no entiendo nada. En definitiva nos quedamos sin los pasajes que buscábamos, así que decidimos separarnos. Bart desaparece entre la gente, Nico toma un tren hacia el sur y Fer y yo otro hacia el oeste; pero como teníamos una espera de 10 horas nos fuimos a pasear por la ciudad.

Estacion de trenes. Bombay
Costanera de Bombay

Con un tren local nos fuimos hacia el centro de la ciudad, caminamos por sus tumultuosas y ruidosas calles, visitamos la costanera de la bahía, algunos edificios importantes (dicen por ahí?) y al mediodía ya vencidos por el cansando de no haber dormido nos refugiamos en el campo de cricket municipal para descansar. Horas después nos dirigimos en el tren local otra vez a la terminal y me sigue asombrando como en el medio del caos, los ruidos, autos, motos, muchedumbre y vacas, la gente pareciera estar en paz. Curiosos por nuestra presencia, siempre nos devuelven una sonrisa y un particular gesto de cabeza como saludo y mas de uno nos pregunta si estamos perdidos o necesitamos ayuda. Tomamos el tren y luego de unas 12 horas llegamos a la ciudad de Aurangabag.


Cuevas de Ajanta

Cuevas de Ellora

Desde Aurangabad visitamos los templos de Ajanta y Ellora. Ajanta son n grupo de 29 cuevas construida en el periodo que va desde el 200AC al 650DC en las que se describe la historia del Budismo. Están enteramente talladas en la montaña por monjes artesanos y sus paredes y cielorrasos cubiertos por pinturas que relatan historias sobre la vida del príncipe Siddharta Gautama, mas tarde conocido como el Buddha. Ellora son 34 cuevas construidas del 350DC al 700DC pertenecientes a las tres religiones mas importantes de la India: el hinduismo, el budismo y el jainismo. Ambos grupos de cuevas son un ejemplo majestuoso de arquitectura, escultura t pintura como así también de devoción y servicio.

Atardecer en Arambol

Continuamos viaje hacia un pueblo llamado Arambol en la provincia de Goa donde habíamos acordado reencontrarnos con Nico y Edu, un viejo amigo-hermano de la vida que hacia muchos años no veía. Arambol es un pueblo de pescadores convertido en parada obligada de todo turista deseoso de mar, atardeceres maravillosos, comida occidental – con el tiempo se extraña – música y entretenimiento. Es como otra India dentro de la misma pero mas amena para el turista extranjero, aunque debo admitir que para mi fue demasiado occidental. Días después Fer y Nico siguieron viaje y nos quedamos Edu y Laura, un amiga española, para compartir la navidad. Fueron días de descanso, quietud y muchas charlas a orillas del mar. Los días pasaban sin hacer prácticamente nada y ahora me es difícil pensar como hacia tantas cosas durante el día en Buenos Aires. La Noche Buena nos recibió bajo un cielo estrellado, sentados en el piso, comiendo comida hindú,  escuchando música sufí y poemas de Rumi. Navidad muy distinta.


De izquierda a derecha: Fer, Nico, Yo, Laura y Edu
playas de Arambol

Continue viaje hacia Bangalore y luego Mysore donde fui hospedado en el barrio musulmán. Como nunca me sentí extranjero rodeado de hombres de turbantes y mujeres de negro absoluto y con los ojos apenas visibles. Visite el majestuoso Palacio del Maharaja de Mysore, el mercado, los bazares, algunas mezquitas y una iglesia católica donde había un casamiento local, cosa que no esperaba en la India.

Palacio del Maharaja de Mysore
Calles de Mysore


Buscando un lugar mas tranquilo donde pasar año nuevo, fui hacia Allepey, y ahí en medio de una playa repleta de hindúes en un festival de música folklórica, nos reencontramos con Nico. Al otro dia nos tomamos un ferry por el delta hacia Amritapuri para pasar año nuevo en el ashram de Amma. 

Playas de Allepey
Los pibes cuando llenan la playa la llenan en serio!!!!

Amma es una guru con muchos seguidores dentro y fuera de la India, y su ashram es realmente muy grande y bien organizado. Ella es venerada como “la Santa de los abrazos” y según comentarios había mas de 3000 personas de todo el mundo a la espera de su abrazo por el cual otorga “darhsan” o “visión de Dios” a sus devotos. A las 18hs comenzó la ceremonia con una meditación, una satsang o charla de preguntas y respuestas con ella, luego brindo los abrazos y cerraron esta primera parte de la noche con música devocional, bhanjans y kirtan con ella siempre presente en el escenario. Sirvieron la cena para todos los presentes, hubo un espectáculo de músicos, bailarines de bollywood y una coreografía organizada con los chicos del ashram. Dicen que India es tierra de santos que enseñan  como encontrar el camino directo al Alma, al encuentro con Dios; creo que Amma es una de esas personas santas. Siempre alegre y sonriente, comprometida con la realidad y conflictos sociales, propone convivir bajo una ética y valores sustentados en la familia, el amor a todos los seres y “Shrada” o Fe en que algo mas grande que nosotros, omnipresente y omniabarcante, Dios mismo, con el nombre que cada uno según su naturaleza desee ponerlo, está ahí para cuidarnos, abrazarnos y protegernos. Minutos antes de la media noche reapareció Amma, jugo con hicos y justo a las 12hs nos pidió a todos que cerráramos los ojos, recito tres veces el mantra Om y comenzamos una nueva meditación. Nueva porque era año nuevo, nuevo porque es el comienzo de otro año de oportunidades, y comenzarlo en quietud, serenidad y silencio fue algo maravilloso. También dicen que lo que hagas en los primeros minutos del año determina como será el resto, pero quizás sean solo habladurías. Serán?

Delta de Allepey
algo asi como pastores de patos!!! muy loco y divertido verlos
Delta de Allepey

Solo puedo afirmar que fue un de mis mejores comienzo de año y que al otro día deje el ashram con una sensación de paz y alegría infinita. Que decir del abrazo? Solo que busquen el suyo, sea de Amma o de cualquiera que los conecte con lo profundo de su corazón. Porque ninguna alegría externa es comparable con la paz y unidad que dimana naturalmente de nuestro corazón. Pero es necesario comprometerse y trabajar para que el corazón nos muestre el reflejo puro del Alma. Es necesario abrirse a la posibilidad de que el momento de ese abrazo puede ser hoy mismo.



Lokah Samasta Sukhino Bhavanthu

"Que todos los res del todos los mundos sean felices"