sábado, 22 de diciembre de 2012

DOHA. QATAR EXPRESS


Como explicar las sensaciones al salir de viaje de mochilero? Es tan difícil de transmitir lo que se siente, pero hago el intento. Mas allá del tiempo de viaje, que en general excede el normal de unas vacaciones, el hecho de no tener plan definido lo hace mágico. Es verdad que mínimamente se programa el viaje, se estable un recorrido tentativo, se recopila info de los lugares a visitar y adquiere todo lo necesario, pero saber que al salir todo puede cambiar hacia donde nuestra imaginación apenas vislumbra lo hace tremendamente excitante y motivador; se siente el comienzo de una aventura en la piel. Claro está que en lo cotidiano es exactamente lo mismo, pero viajando es posible hacerlo consiente. Creo que que no tenemos dominio ni control de nada realmente; pensamos tenerlo pero así lo importante se nos escurre entre los dedos. Es como si navegáramos en una barca en altamar y aunque nos sepamos expertos tripulantes, dependemos de circunstancias que están fuera de nuestro alcance, y como actuemos definirá el ser humano en el cual nos convertiremos: uno libre y agradecido, o uno controlar y temeroso. Con el tiempo se adquiere confianza, serenidad y alegría; así es pues, como me siento hoy. Por supuesto que tengo miedos y dudas, pero cuando me ha pasado algo que haya modificado mi esencia? Si bien todo se transforma permanentemente, en mi interior nada ha cambiado. Sigo siendo el mismo hombre libre que hoy elije viajar para conocer  y conocerse.


Doha, capital de Qatar, nos estaba entre mis planes. No por falta de interés sino por ser un destino muy inaccesible para mi presupuesto. Pero siendo escala obligada de mi vuelo y por esas circunstancias de tráfico aéreo, debía quedarme casi 24 horas en la ciudad, por lo que la aerolínea me ofreció vouchers de hotelería, traslados y comidas. Así que apenas aterrizamos fuimos con Nico (compañero de viaje en este primera etapa) hacia el Hotel 4 estrellas Retaj Al Rayyan donde nos esperaban con un banquete de cena. Descansamos y al otro día salimos temprano a recorrer la ciudad. Doha se encuentra en la península qatarí dentro del mar aravico y no escapa de la realidad de un país gobernado por jeques y sustentado por petrodólares: lujo excesivo, autos de última generación, hoteles y shopping, coloridas mezquitas, hombres de blanco inmaculado y mujeres de negro con los ojos apenas visibles y una ciudad en crecimiento con modernas construcciones y urbanización que pretende convertirla en la segunda Dubai de la zona. Recorrimos la impecable costanera y el mercado llamado Souq Waqif con sus bazares típicos y restoranes. Pero encontramos casi todo cerrado y ahí nos enteramos que los viernes es un día sagrado que se dedica al culto de su religión: el Islam.

  Suoq Waqif

A lo largo de toda la ciudad se escuchaba por los altoparlantes de las mezquitas a los sacerdotes recitar versículos del Corán. Intentamos entrar a una de ellas bastante grande y hermosa, y a pesar de la inicial negativa del guardia de seguridad (ya que no somos musulmanes practicantes), luego de una pequeña charla nos permitió ingresar seguidos con la atenta mirada de varios musulmanes. Nos descalzamos y en el interior nos sentamos entre la gente a escuchar el sermón del sacerdote del cual no entendía nada por obvias razones de lenguaje. Al cierre de la ceremonia nos invitaron hacia adelante para participar de las postraciones finales como bendición de Allah. Agradecimos y salimos todavía custodiados por las miradas.

 Mezquitas

Países como estos tienen costumbres muy complejas de entender para personas de mi latitud. Tan solo leer recomendaciones de vestimenta adecuada para circular por la calle y bañarse en el mar o desaconsejar muestras de afecto entre hombres y mujeres en público marcan una gran diferencia de hábitos y costumbres entre un latinoamericano y un árabe. Sumado a los prejuicios, la desinformación, la intolerancia y el miedo a lo distinto, se genera un panorama complicado de entender. Pero mas allá de las formas, en lo profundo somos mas parecidos de lo que pensamos. El consumo es un ejemplo (no muy feliz) de ello y también cosas mas sutiles (y mas felices)  como las miradas cómplices entre parejas, los gestos desapercibidos y los juegos cariñosos con los niños. El resto será cuestión de aceptar las diferencias y celebrar las coincidencias.


 
Poco tiempo tuve para seguir conociendo la ciudad y los alrededores porque debíamos seguir viaje. Así que previo paso por el hotel para aprovechar el almuerzo – riquísimo es poco decir – y otros servicios disponibles como el sauna y el spa – que puedo decir, cuando hay se aprovecha y listo -  fuimos al aeropuerto donde nos llevamos la sorpresa que nuestro vuelo estaba sobrevendido y nos debían pasar a primera – esto va cada vez mejor. Copa de tinto italiano en mano, alguna delicatesen para acompañar, una sonrisa grande como el Sol y en pocas horas estaba sobrevolando India: esta vez no en sueños, sino en la realidad. Otro viaje empieza, adiós el lujo extravagante de Qatar, bienvenida India.


Si conocieras el dicho de que el agua adopta el color del vaso de cristal que la contiene, no ofenderías las creencias ajenas y percibirías a Dios en todas las formas y en todas las religiones”.
Proverbio Arabe.

Dios ha creado esta Tierra para que toda la gente viva en paz. Si Dios no hubiera querido esto, habría puesto a los musulmanes en Marte, a los judíos en la luna, los hindúes en las Bermudas y los zoroastrinos en otro planeta para conservar sus ideas separadas. Dios quiere que todos vivan en paz y felicidad, y sean leales los unos con los otros”. 
Jalaluddin Rumi. Poeta y Santo Sufi